LA VOTACIÓN
Cada votante debe escribir su elección en un papel
con la inscripción Eligo In Summen Pontificiem, que quiere decir Elijo como
Sumo Pontífice; uno por uno debe pasar al altar y decir: "Pongo como
testigo a Cristo Señor, quien me juzgará, que doy mi voto al que, ante Dios,
considero debe ser elegido".
La boleta doblada se pone sobre un platón y,
posteriormente, se deposita en una urna ovalada de oro y plata.
Se utilizan tres recipientes: uno para los votos en
la capilla, otro para los cardenales enfermos en el Vaticano, quienes puede
emitir su elección desde su cama y uno para colocar las boletas ya contadas.
Tras el depósito de los votos, tres escrutadores
las abren y anotan los nombres para después leerlos en voz alta; las
anotaciones deben ser entregadas para que se quemen al final de la votación.
Los cardenales sufragarán por los dos candidatos
que tengan más votos | ESPECIAL
Los resultados de cada ronda de votación son
sumados por los escrutadores y se escriben en un hoja de papel separada que se
guarda en los archivos papales.
Después las boletas se queman en la estufa de la
capilla con una sustancia que producirá humo negro o blanco.
Las rondas permitidas de votación son cuatro y se
requiere una mayoría de dos tercios para elegir Papa, lo que traduce en 77
votos.
De no haber Papa el proceso de votación se puede
repetir hasta 12 veces | ESPECIAL
Si después de tres días no se ha elegido a nadie
(para el viernes por la tarde), se hace una pausa de hasta un día en las
votaciones y la elección se reanuda. En caso de no haber Papa tras otras siete
rondas, se hace otra pausa y el proceso se repite hasta cumplir 12 días de
votación.
Los cardenales deben votar entre los dos candidatos
que hayan obtenido el mayor número de votos. Ninguno de esos candidatos puede
votar en esta etapa.
LA ELECCIÓN
Una vez que un cardenal es elegido como Papa, el
maestro de ceremonias litúrgicas, monseñor Guido Marini, debe entrar a la
Capilla Sixtina y pregunta: ¿Aceptas tu elección canónica como Sumo Pontífice?,
si la respuesta es afirmativa, el cardenal decano pregunta: ¿Con qué nombre
quieres que se te llame?
Monseñor Marini escribe la información en un
documento formal. En ese momento sale humo blanco de la chimenea de la Capilla
Sixtina y se hacen sonar las campanas de la básilica de San Pedro.
El nuevo Papa se viste con su hábito blanco y, uno
por uno, los cardenales se le aproximan para jurarle obediencia.
Para este cónclave se implementó un cambio; el
nuevo Papa orará unos minutos, en la Capilla Paulina, antes de salir al Balcón
de las Bendiciones frente a la Plaza de San Pedro, en donde, precedido por el
protodiácono Jean-Louis Tauran anuncia: "Habemus Papam", lo que
significa "Tenemos Papa", y lo presenta al mundo en latín.
El nuevo Pontífice aparece y pronuncia sus primeras
palabras como Obispo de Roma.
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