28/2/13

DE POLITICA Y COSAS PEORES


POR ARMANDO CAMORRA.- Ingenuo es preguntar si la detención de Elba Esther Gordillo tiene fondo político. Todos los actos de un político -decir esto es perogrullada- son políticos. La política no es, como el derecho, actividad fincada en un "por", sino en un "para". El ejercicio del derecho consiste en actualizar una consecuencia derivada de una acción. En la política en cambio, se lleva a cabo una acción para buscar determinada consecuencia. En este caso, político, que no jurídico, la señora Gordillo no fue aprehendida porque usó en su provecho fondos del sindicato de maestros. La medida que contra ella se tomó fue dictada para allanar el camino a acciones que el Gobierno busca conseguir. Obviamente es necesario dar forma jurídica a esa detención, pero aquí lo que importa no es lo que sucedió durante el dominio de la lideresa, sino lo que se busca que suceda, para lo cual era necesario sacarla del camino. En primer lugar se da un golpe de fuerza para impedir cualquier intento de estorbar la reforma educativa. El Estado recobra el control de la actividad educativa que las dos administraciones panistas entregaron de plano a la lideresa de los profesores. Luego -y esto es lo más importante- la medida dictada contra Elba Esther Gordillo constituye una advertencia dirigida a quienes podrían oponerse en cualquier forma a las otras reformas estructurales anunciadas ya por el régimen actual, especialmente la energética. No es casual que el nombre de Carlos Romero Deschamps, líder del sindicato petrolero, haya sido mencionado al parejo del nombre de la profesora. (Es obligada aquí la cita del refrán: "Si ves las barbas de tu vecino cortar..."). Desde luego la fuerza del Estado se aplica sólo en relación con los suyos, aquéllos que han derivado su poder del propio Estado. Será difícil que medidas como ésta se impongan a quienes presiden otros poderes fácticos, los derivados del dinero. Desde luego hoy por hoy es impensable que de esos magnates derive cualquier oposición contra el Gobierno: sus intereses son coincidentes. Aun así es elogiable que el Estado corrija los excesos en que han caído los pequeños monstruos que ha creado. La señora Gordillo correrá la misma suerte de Carlos Jongitud: los profesores no meterán las manos al fuego por ella, ni ninguna otra parte corporal. Con la sumisión -quise decir disciplina- que los caracteriza acatarán la consigna que se les dicte, y que obviamente saldrá de la Presidencia. El error de la maestra fue el de la criatura que comete el fatal yerro de pensar que puede desafiar a su creador. Producto del Estado, la lideresa supuso equivocadamente que podía enfrentarse al Estado. Pudo hacer eso mientras el gobierno estuvo en manos de quienes no sabían ejercerlo cabalmente. Debió irse en el momento mismo en que Peña Nieto asumió la Presidencia; debió dejarle el campo libre para cualquier reforma, y llegar con él a un acuerdo que le permitiera gozar en paz sus días y sus dineros. Ese acuerdo sólo habría podido fincarse en la rendición incondicional, en la entrega absoluta del control sobre su sindicato y su partido. La señora Gordillo, cegada por su poder y su riqueza, deleznables ambos, no entendió que los tiempos habían cambiado ya. Quiso actuar con Peña Nieto como actuó con Fox y Calderón. Ese fue su mayúsculo error. Con el fulminante ucase que dictó contra Gordillo el Presidente mató varios pájaros de un tiro. Dio a ver su autoridad de Presidente; atendió un reclamo nacional provocado por la corrupción de la maestra y por su dirigencia vitalicia del magisterio, y -sobre todo- plantó cimientos firmes para las ulteriores reformas que se propone hacer. Hay Presidente... Dos consideraciones adicionales. Habrá que conocer la averiguación previa a la orden de aprehensión dictada por la PGR contra la profesora, a fin de determinar desde un punto de vista estrictamente jurídico -la formalidad es necesaria- qué fue lo que llevó al Gobierno de la República a erigirse por sí mismo en defensor de los maestros y del patrimonio del SNTE, con injerencia en la vida interna de la organización. Luego, no es riesgoso aventurar que habrá un cambio radical en la estructura de ese sindicato, pues los patrones de los profesores son los Estados de la Federación, y quizá se busque que haya un sindicato por cada uno de ellos, y no un sindicato único que los agrupe a todos. "Poderoso sindicato...", son las primeras palabras del himno del SNTE. Desde el punto de vista gubernamental no es conveniente quitar a un monstruo para que al paso del tiempo surja otro, como sucedió con la señora Gordillo después de Jongitud. Debemos esperar nuevos acontecimientos... FIN.

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